El director ejecutivo de OpenAI, Sam Altman, se ha comprometido a donar más de la mitad de su riqueza a causas filantrópicas, uniéndose a The Giving Pledge junto con otros multimillonarios de alto perfil. La medida se produce después de un período de agitación interna en OpenAI, donde Altman fue destituido brevemente y luego reinstalado como director ejecutivo en noviembre pasado, lo que pone de relieve la inestabilidad dentro del sector de la inteligencia artificial en rápida comercialización.
El compromiso y el enfoque de Altman
Altman, cuyo patrimonio neto estimado es de mil millones de dólares derivado en gran medida de inversiones de capital de riesgo, afirmó que sus esfuerzos filantrópicos se centrarán en “tecnología que ayuda a crear abundancia para las personas”. Esto sugiere una creencia continua en el poder de la innovación, incluso cuando el desarrollo de la IA plantea complejas cuestiones éticas y sociales.
En una carta conjunta con su marido, el inversor en tecnología Oliver Mulherin, Altman enfatizó su gratitud por las estructuras sociales existentes que permitieron su éxito. Enmarcó la promesa como un compromiso de “construir el andamiaje un poco más alto”, implicando un deseo de mejorar aún más las condiciones que permitieron que se acumulara su riqueza.
La promesa de dar: una historia y una crítica
Fundada en 2010 por Bill Gates, Melinda French Gates y Warren Buffett, The Giving Pledge anima a las personas más ricas del mundo a destinar la mayor parte de sus fortunas a causas benéficas. Más de 240 signatarios de 30 países han asumido el compromiso.
Sin embargo, la iniciativa ha enfrentado críticas por su falta de supervisión ejecutable. Si bien el compromiso representa un compromiso público con la filantropía, no existen mecanismos legales para garantizar que los firmantes cumplan sus votos. Esto plantea dudas sobre el verdadero impacto de tales promesas versus acciones caritativas concretas y mensurables.
Comercialización de OpenAI y papel de Altman
Altman fundó inicialmente OpenAI como un laboratorio de investigación sin fines de lucro dedicado al desarrollo seguro de la inteligencia artificial. Sin embargo, desde entonces la empresa ha hecho la transición a un modelo de beneficios limitados, impulsado por la comercialización de tecnologías como ChatGPT. Este cambio ha generado el escrutinio de algunos dentro de la comunidad de IA, quienes argumentan que los motivos de lucro podrían comprometer las consideraciones éticas y de seguridad.
El compromiso de Altman con la filantropía puede verse como una forma de contrarrestar estas preocupaciones, posicionándolo como un líder socialmente responsable incluso cuando OpenAI persigue un crecimiento comercial agresivo. La compañía también tiene un acuerdo de licencia con The Associated Press, que otorga a OpenAI acceso a los archivos de texto de AP.
La promesa de Altman refleja una tendencia más amplia entre los multimillonarios tecnológicos a participar en actividades filantrópicas de alto perfil. Si bien tales compromisos pueden generar un impacto positivo, los críticos argumentan que el cambio sistémico requiere más que generosidad individual, y que el verdadero progreso exige abordar la desigualdad de riqueza y la responsabilidad corporativa.







































