La ciberseguridad dominó el día inaugural de la Cumbre Web 2025 en Lisboa, y los expertos enfatizaron la urgente necesidad de que Europa refuerce sus defensas contra un panorama de amenazas en constante evolución. Luísa Proença, subdirectora nacional de la Policía Judicial de Portugal, subrayó que los avances tecnológicos y la inestabilidad geopolítica, incluida la guerra en curso en Europa del Este, presentan tanto “nuevas amenazas” como “nuevas oportunidades” en este ámbito.
Proença destacó la importancia crítica de las medidas proactivas, abogando por un enfoque multifacético que involucre innovación, tecnología y asociaciones sólidas. Estas colaboraciones deben abarcar empresas privadas, instituciones académicas, organizaciones de investigación, la sociedad civil, comunidades locales y los propios ciudadanos. Esta estrategia holística es crucial para comprender y abordar eficazmente la compleja dinámica del delito cibernético.
La creciente interconexión de las infraestructuras críticas en los países de la Unión Europea, junto con la mayor dependencia de las agencias nacionales de los sistemas digitales, presenta un arma de doble filo. Si bien esta integración facilita la colaboración y soluciones de impacto más amplio, también amplifica el riesgo. Una brecha de seguridad en un área puede propagarse a través de sistemas interconectados, creando vulnerabilidades en varios países.
Proença destacó la necesidad de tomar medidas rápidas para mitigar estos riesgos interconectados. Esto incluye equipar a las agencias encargadas de hacer cumplir la ley con la capacitación especializada necesaria para enfrentar estas amenazas complejas y establecer estrategias integrales de prevención.
Un elemento crucial en esta estrategia de defensa es abordar la vulnerabilidad humana. Al reconocer que las personas suelen representar el eslabón más débil de las cadenas de seguridad, Proença enfatizó la importancia de la educación en alfabetización digital. Pidió un mayor compromiso con los jóvenes en las escuelas para fomentar la conciencia sobre las mejores prácticas de ciberseguridad y el comportamiento responsable en línea.
La coordinación a nivel europeo es fundamental para construir un “sistema inmunológico digital” eficaz. Proença destacó la importancia de la recopilación de inteligencia colectiva y el análisis de amenazas a través de las fronteras nacionales. “Estamos trabajando todos juntos para comprender, globalmente, cuáles son estas amenazas y qué podríamos sentir en Portugal”, explicó, enfatizando la naturaleza interconectada del cibercrimen en un mundo digital sin fronteras.
Para reforzar su resiliencia frente a las amenazas externas, Proença abogó por inversiones estratégicas en la autonomía tecnológica de Europa. Esto incluye aprovechar las fortalezas existentes en investigación, desarrollo y talento para crear soluciones de ciberseguridad diseñadas en Europa. Si bien abogó por la autosuficiencia, aclaró que esto no equivale a aislacionismo; más bien, enfatiza la reducción de la dependencia de proveedores externos potencialmente vulnerables.
Más allá de estos desafíos centrales, Proença identificó una serie de amenazas apremiantes que enfrenta la UE. Estos incluyen redes criminales que explotan las vulnerabilidades migratorias, la explotación sexual infantil, el tráfico de drogas, el lavado de dinero y el aumento de los delitos financieros basados en criptomonedas utilizados para financiar el terrorismo. Subrayó la necesidad de mejorar la infraestructura de comunicaciones seguras dentro de Europa para contrarrestar estos peligros transnacionales.
A pesar de reconocer la evolución constante de las ciberamenazas, Proença ofreció una perspectiva cautelosamente optimista. Señaló que hoy en día la Unión Europea está mejor preparada que en épocas anteriores, gracias en parte al fortalecimiento de los marcos regulatorios y los esfuerzos de colaboración. Sin embargo, enfatizó la necesidad de un avance y una adaptación continuos para abordar de manera efectiva el panorama dinámico de la delincuencia digital.
“Nunca estaremos completamente preparados”, concluyó Proença, “pero al menos somos conscientes del riesgo y estamos trabajando para ser cada vez más capaces”. La carrera actual entre la innovación tecnológica y la explotación criminal requiere un estado constante de vigilancia y evolución en la postura de ciberseguridad de Europa.
